Alegrarse de la muerte de un ser humano…? ¿Y por qué no…? Este, en cuestión, ha sido responsable de que multitud de venezolanos lo hayan dejado todo prefiriendo emigrar antes que someterse a las ocurrencias y desatinos de un vulgar fanático que ha empobrecido Venezuela dividiendo a su pueblo
El ahora difunto tuvo la desfachatez y osadía de utilizar (sin pudor alguno) la insigne figura de Simón Bolívar (El Libertador) y dar a su macabro experimento político el nombre de Revolución Bolivariana. ¡El Libertador, con su sable, hubiera convertido en tasajo al autor de tanto ultraje!
El ahora difunto, hizo de Venezuela un refugio de terroristas de la ETA y una base de operaciones de narco-guerrilleros. El ahora difunto (ciego mental) no tenía otra visión del mundo que le rodeaba que no fuera la que percibía a través del ano de fidel castro. Disfrutaba relacionándose con dictadores (el Diablo los cría y ellos se hermanan) intercambiando con ellos todo tipo de “atenciones”.
El ahora difunto tenía muy poca clase, era muy chusma, ego-centrista sin el menor sentido del ridículo, showman, cantante, bailarín, parlanchín, bravucón, indecente, bocaza y de todo menos una persona que reuniera el mínimo de condiciones requeridas para presidir un gobierno en cualquier país por insignificante que este fuera; sin embargo… ¡Pobre Venezuela!
La naturaleza puso un poco de su parte y acortó la vida de tan despreciable sujeto (suerte que no tuvimos en Cuba). Así pues, ¿por qué no recibir con beneplácito “el detalle” que la Madre Natura nos ha brindado?
Que le lloren los que son como él fue, que le sean fieles hasta después de la muerte y si alguno se “embulla”, que se vaya con él pal carajo como decía el difunto. En lo que a mí respecta, “Ha muerto Hugo Chávez, ¡me alegro!
P.D. ¿Y Ud.?
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