¡ Ya, se acabó !

20 Dic

 Ya, al fin, nunca es tarde si la dicha es buena… y Zapatero se largó. Al fin soltó su presa (la pobre España) el impiedoso trampero, la dejó mortalmente herida. Con astucia y picardía (no con inteligencia) logró engañarla y capturarla con la ayuda de otro trampero de apellido Rubalcaba. Cuando la presa fue cobrada la desplumaron, la violaron, la abrieron en canal y bebieron de su sangre compartiéndola con los vampiros de ETA y los insaciables nacionalistas e independentistas… ¡menudo festín! Y con España “embaucada” hicieron todo tipo de pruebas, de ensayos, de experimentos; así está la pobrecita.

¡Muy caro ha pagado España su ingenuidad! Pero esta vez el mal no ha durado 100 años y el cuerpo ha resistido. A los tramperos la presa se les ha escapado volando decidida a reponerse de la mano de quienes bien la quieren. Los tramperos ocuparán en la Historia el lugar que corresponde a los infames y en la memoria de la liberada España deben perdurar los malos recuerdos de tanta humillación, de tanta maldad en nombre del socialismo y de tanto ensañamiento en nombre de una falsa igualdad. España debe y tiene que procurar que la ingenuidad no la vuelva a convertir en fácil presa de tan despreciable dogmatismo. Los tramperos siempre estarán al acecho y dispuestos a actuar según su naturaleza.

De momento, la humillante derrota los mantendrá imposibilitados de causar tanto daño como su rencor, su odio y su apatía les harían capaz y una España, escarmentada al fin, puede exclamar con ilusión y alegría ¡Ya, se acabó!

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